Las malvas reales han sido durante mucho tiempo las estrellas en mis fotografías. La primera vez que las vi tenía unos nueve o diez años, en un pueblecito de la Sierra de Huelva, Zufre. Desde entonces forman parte de mis más queridos engramas visuales. Así que cuando pude sembrarlas libremente disfruté pudiéndolas retratar.
Alguien alguna vez hace ya bastantes años me preguntó que por qué retrataba tantas rosas. Nunca me lo había preguntado a mí misma, así que tuve que pensarlo para responder. Le dije: las fotografío tanto porque me duele el lumbago de cavar la tierra para que florezcan y mis brazos están llenos de arañazos por tanto andar entre los rosales.
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