Zi...:DD.."mira"(intento poner en negrita las alusiones más evidentes):
LOS PARASOLES DE AFRODITA
Ya llegaste, te has sentado ya. Tengo tus ojos delante: De su dorado vientre, el de Afrodita, nacen celestes parasoles. [b]Sombrillas chinas[/b] que la diosa abrió para cultivar mi piel con la nácar y el humus de marino hechizo arrojados sobre la ola que, de vuelta y viene, conforma la marea del sanguíneo mar de poniente: ¡Mar mío, mar lleno, mar tan grande como yo misma!, exclama la diosa rediviva, ignorante de su testicular ascendencia. Urania utopía transformada por mor del viento en conflagración de carne sobre agua-sal y carne.
Gemiste en mis ojos: ¡Dame aire! Gemiste en mi boca: agua blande y piel para el cuántico cuerpo, envoltura de este juguete polivalente en el que me sumerges hasta contentar objeto de los ritmos internos que manifiestan la eufonía, venéreas transacciones, de las celestes esferas. Amor, cueva clara sombreada por los chinos parasoles visitas. No tus brazos, no tu música, no tu centro; ni siquiera tus alas, en el reitero de esta penumbra de piel interna, hallarán ajado, que ella misma se renueva a la medida de las Eras. Que sí, vuelan ya.
Urano, hoy ya caes, hoy ya retornas a por tus genitales. Qué castrado te dejamos, ¡ay! Ay, castrado, sí. Mas, te hablo al oído: recuerda, sólo a sangre, tu carne engendró lo más sagrado. Ahora ya cayendo, piensa, podrás hacer de la progenie de tus gónadas real cayado.
y "mira":
LA MUERTE DE AFRODITA
Dejo de mirar el cielo de donde llego. Hoy ya sí, añadas nubes tras la espalda, no espero agua aunque otra lluvia llegue. Cambio huerto por una fuente, mudo tierra a otros cielos. Hoy navego surcando los aéreos mares cruzados por los vientos que en tu boca pronuncian mi nombre. Porque rauda, rauda soy, lejana ya de mis raíces quietas, cercana ya de lo que llaman sueño, quimera, mentira, utopía, qué más da, y yo sólo puedo nombrar como terreno. Mas de mi memoria me perdí, subsumí haciendo mía esta patria de presente renunciando a mí misma en busca de lo que fui.
Tú, desconocido de orilla, mira bien esta lengua ya agostada de tanto lamer la costra dura. No desdeñes las yemas que de su cueva nacen. ¿Los espárragos?, ellos lo tienen fácil: se-lo-hacen-to-do. Se lo hacen. En la penumbra vivo feliz, vivo calma y vivo vida. En la penumbra, pero no a escondidas.
Son mis parasoles los que abro, son mis manos las que se alzan creando sombra mía junto al laurel del adormecido sino. Aquí, junto a la fuente, agua fresca vierto en sus labios celestes con celo sobre su aliento: Agua que bebo agranda mis cauces internos, mi gruta caliente, [b]este huerto donde se puede cultivar en pleno invierno[/b]. Las humedades recreo con estas carnes salubres embestidas contra la espuma sobre la cárcava marina que se crece, se crece como regente de la ola que se hace grande, más grande mientras más se acerca a la orilla: algas… algo de yerba prendida en mi cabello. Son recuerdos. Retozar sobre cementerios siempre conquistó albas de la muerte en vida: ¡Ay, la sal!, sal de mis amores y de tus olas, ¡sal huyendo! Ola mía, ola brava, ola tuya, salina ola, ¡no claudiques!, arremete y sigue muriendo. Tumba dicha rubia arena, tumba agosto dicho sal, ¡sal!, tumba cercas, cerca tumbas, tumba vida, vive tuya y dame, dame ya la muerte buena.
Es de los de Afrodita?
ResponderEliminar(la foto me encanta)
Zi...:DD.."mira"(intento poner en negrita las alusiones más evidentes):
ResponderEliminarLOS PARASOLES DE AFRODITA
Ya llegaste, te has sentado ya.
Tengo tus ojos delante:
De su dorado vientre, el de Afrodita,
nacen celestes parasoles.
[b]Sombrillas chinas[/b] que la diosa abrió
para cultivar mi piel con la nácar
y el humus de marino hechizo arrojados
sobre la ola que, de vuelta y viene, conforma la marea
del sanguíneo mar de poniente:
¡Mar mío, mar lleno, mar tan grande como yo misma!,
exclama la diosa rediviva,
ignorante de su testicular ascendencia.
Urania utopía transformada por mor del viento
en conflagración de carne sobre agua-sal y carne.
Gemiste en mis ojos: ¡Dame aire!
Gemiste en mi boca: agua blande y
piel para el cuántico cuerpo,
envoltura de este juguete polivalente
en el que me sumerges hasta contentar objeto
de los ritmos internos que manifiestan la eufonía,
venéreas transacciones, de las celestes esferas.
Amor,
cueva clara sombreada por los chinos parasoles
visitas.
No tus brazos,
no tu música,
no tu centro;
ni siquiera tus alas,
en el reitero de esta penumbra de piel interna,
hallarán ajado, que ella misma se renueva a la medida de las Eras.
Que sí, vuelan ya.
Urano,
hoy ya caes,
hoy ya retornas a por tus genitales.
Qué castrado te dejamos, ¡ay!
Ay, castrado, sí. Mas, te hablo al oído: recuerda,
sólo a sangre, tu carne engendró lo más sagrado.
Ahora ya cayendo,
piensa,
podrás hacer de la progenie
de tus gónadas real cayado.
y "mira":
LA MUERTE DE AFRODITA
Dejo de mirar el cielo de donde llego.
Hoy ya sí, añadas nubes tras la espalda,
no espero agua aunque otra lluvia llegue.
Cambio huerto por una fuente,
mudo tierra a otros cielos.
Hoy navego surcando los aéreos
mares cruzados por los vientos
que en tu boca pronuncian mi nombre.
Porque rauda, rauda soy,
lejana ya de mis raíces quietas,
cercana ya de lo que llaman
sueño, quimera, mentira, utopía,
qué más da,
y yo sólo puedo nombrar como terreno.
Mas de mi memoria me perdí,
subsumí haciendo mía
esta patria de presente
renunciando a mí misma
en busca de lo que fui.
Tú, desconocido de orilla,
mira bien esta lengua
ya agostada de tanto lamer la costra dura.
No desdeñes las yemas que de su cueva nacen.
¿Los espárragos?,
ellos lo tienen fácil: se-lo-hacen-to-do. Se lo hacen.
En la penumbra vivo feliz, vivo calma y vivo vida.
En la penumbra, pero no a escondidas.
Son mis parasoles los que abro,
son mis manos las que se alzan
creando sombra mía junto al laurel
del adormecido sino.
Aquí, junto a la fuente, agua fresca
vierto en sus labios celestes
con celo sobre su aliento: Agua que bebo
agranda mis cauces internos,
mi gruta caliente, [b]este huerto
donde se puede cultivar en pleno invierno[/b].
Las humedades recreo con estas carnes salubres
embestidas contra la espuma sobre la cárcava marina
que se crece, se crece como regente de la ola
que se hace grande,
más grande mientras más se acerca a la orilla:
algas… algo de yerba
prendida en mi cabello.
Son recuerdos.
Retozar sobre cementerios
siempre conquistó albas de la muerte en vida:
¡Ay, la sal!,
sal de mis amores y de tus olas, ¡sal huyendo!
Ola mía, ola brava, ola tuya,
salina ola, ¡no claudiques!,
arremete y sigue muriendo.
Tumba dicha rubia arena,
tumba agosto dicho sal, ¡sal!,
tumba cercas, cerca tumbas,
tumba vida, vive tuya y dame,
dame ya la muerte buena.
Graaaaacias, :D....un beso pa'comerte entero, ;)
No ha salío las negritas, jeje, pero bueno han salido los signos esos del html.
ResponderEliminarMuchas gracias, Eloy, :)