No sé qué me ha dado la fotografía, pero es cierto que a veces la percibo como una condena. Otras me alegro de descubrirme con ella a cuestas. Somos como una simbiosis. El cuerpo extraño de esa distinta mirada, como si no me perteneciera, como si no fuera yo misma, o mejor como si yo la perteneciera a ella... no sé si a la fotografía, no sé si a esa distinta mirada.
Estas dos siempre vuelven a mi pensamiento una y otra vez. Están ahí, forman parte de una, ayer las busqué en la caja familiar. Para colmo ni siquiera me dedico a lucirlas, ennoblecer mis exteriores con eso que otros llaman logros, o simples huellas señaladas. Ahora que recuerdo ni siquiera me molesté en ir a recoger el título de licenciatura, aún debe andar por las oficinas de la Universidad. Una "descastá", eso es lo que soy.
Mis dos primeras fotografías a falta de que hubiera sabido revelar. No se me olvidan. Imposible.
Mayo de 1974 "¡Margui, ponte ahí!, ahí, ahí delante del rosal...¡no, no, no sueltes el helado!... ¡que no papá, sin soltarlo!, ¿no ves que tiene el mismo color que las rosas, y la bola es como las rosas, redonda y del mismo tamaño?...bueno, pues anda, dispárala tú": Click.
1977. Primera excursión sola con tres amigas, 14 años, junio, La Barrosa (Cádiz), una semana a final de curso tras el primero de BUP, ya andaba "indispuesta"de carácter tras varios días de convivencia, no me apetecía ir a la playa como las otras tres amigas querían, puse la excusa de quedarme en la tienda de campaña para hacer la guardia, no me acuerdo de qué hice, pero sí que salió ésta, la primera fotografía que pensé sin el prurito del recuerdo de cualquier acontecimiento familiar o amistoso. Porque sí, porque vi los dos barcos y me dije, así, sin personas: Click.
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Qué fotos!
ResponderEliminarCK
La Barrosa, una playa que ahora no tiene nada que ver con lo que fue cuando éramos adolescentes.
ResponderEliminarSin repasar los orígenes uno parece no tener historia.
ResponderEliminarUn abrazo