Es un disparo de Abril de 2010 que ahora he vuelto a revelar al hilo de la búsqueda de una imagen para una portada. No sé por qué la he titulado así, me salido sopesando sus volúmenes, la luz, trabajándola se me ha venido el título.
Conozco Madrid desde pequeña. Mi adolescencia, mi juventud, la primera y la más tardía cercana a la madurez, durante casi todo mi tiempo de vida Madrid ha sido como mi segunda ciudad. Siempre me sentí bien en ella, jamás me importaron sus diferencias con respecto a Sevilla. Me sentía igual de cómoda en una que en otra, y me encantaba, igual que la mía propia.
Siempre Madrid se ha caracterizado por ser una ciudad abierta, una urbe que acogía a emigrantes y provincianos, todos formábamos parte de ella. Los habitantes más auténticamente madrileños pienso yo que fueron los que en gran medida la hicieron así, la dotaron de ese carácter al saber aceptar y acoger las diferencias culturales de todo el que llegaba.
Y sé que sigue siendo una gran ciudad con esa posible apertura. Pero yo ya no la siento así. NO SÉ POR QUÉ.
Tal vez he cambiado yo. O tal vez ha cambiado ella.
En cualquier caso he tardado un año y pico en darme cuenta, de los 47 a los 48 años, en nombrar ESO que percibía. Tal vez todo ese lapso en aceptarlo, en retratarlo.
Y sí que hay cierta dosis de melancolía.
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En esa foto parece reflejarse el dicho...de Madrid, al cielo...
ResponderEliminarSaludos
mark de Zabaleta
No son las ciudades, ni los municipios medios ni tan siquiera los pequeños pueblos, somos las personas que nos estamos volviendo demasiado egoistas e individualistas, cuando el verdadero éxito de nuestra evolución ha sido la colectividad y la empatía. No eres tú sola la que siente ese vacío que crece y crece por momentos.
ResponderEliminarBesos amiga Sofía.