Ésta es una entraña más de el cuarto claro, no una estancia aledaña.
Mis poemas, y algún otro texto, el 99% de las veces los expongo en el otro. Fotografías, en ambos.
Mostrando entradas con la etiqueta Ilkhi Carranza. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ilkhi Carranza. Mostrar todas las entradas

domingo, 16 de octubre de 2011

Matraz de otoño (II)

Hacía mucho tiempo que no recogía el formato cuadrado para una fotografía, hubo un momento hace algunos años en que fueron más abundantes, justo cuando un querido amigo, compañero de foros de fotografía, aunque él, maestro, Joseba Bengoetxea, y yo insignificante aprendiza, me comentó que la composición visual cuadrada es la más sencilla de elaborar, de plantear visualmente, cuando a mí, aunque a ellos llegaba por vía natural, no me gustaban. La simetría de la figura geométrica, el cuadrado, facilita la disposición de los equilibrios. Tal vez por eso no me gustaba instintivamente, me "salían" demasiado fácilmente, así que por lo mismo creo que dejé de usarlos Y en ello he seguido hasta anoche mismo. Sin embargo la actual querencia por no componerlas de tal forma creo que deriva ahora  de lo que me cuesta arrancar para recortar el formato original del disparo. Veo la foto cuando disparo, algún resorte me impide acometer su "manipulación" posterior, aunque me planté la posibilidad porque la fotografía pueda admitirla. Por activa o por pasiva, por  voluntad de seguirlo o no, lo adoctrinado, lo normativo sobre el comportamiento, lo prefijado o preexistente siempre nos condiciona.

Ya lo decía un amigo de allá por la adolescencia, lo recuerdo de pronto, con una sonrisa y mucho cariño: "La anormalidad de lo anormal es pura normalidad"(Paco, si me lees algún día, tuya es, ;)).

Por eso hoy me gusta haber llegado a esta composición algo siento que más libremente, o al menos habiendo sido encarado el proceso desde la misma perspectiva, la individual, la de la inspiración: esta fotografía tiene su verbo en el poema que después voy a dejar en el otro blog (pondré el enlace cuando lo suba). A este tipo de coincidencias (dicho lo mismo en el poema que en la fotografía) lo voy a llamar a partir de ahora tautargias, un término que no creo que exista, del griego, tauto (lo mismo, igual), del euskera "parafraseado" por la que suscribe, "argias" (argi = luz), aunque si existe, aún mejor. Así resultará más fácilmente entendible por otras personas.

No soy yo la que juega con la posible polisemia etimológica del vocablo "argias" según nuestros oídos romances, en cuanto que podría referirse si decidiera que en "mi vocablo" descendiera del griego al término "arjé" (lo primero). El que juega con esos conceptos es el esukera , y yo feliz de por fin encontrar un idioma europeo, es decir, de mi ámbito cultural actual, que ofrezca a mis oídos la posibilidad de recrear con el juego de ambos conceptos. Lo primero = la luz.

Gracias a Ilkhi, que tuvo la paciencia de enseñarme algunos términos en euskera (la mayoría, he de reconocerlo, se me olvidan, son difíciles, tengo mala memoria y no lo practico) sé lo que significa "argi" en euskera, y así, y por ejemplo, he podido concluir que el perro de Batania se llamó, se llama, según mis significantes, "Luz". 

(Nota: Acabo de darme cuenta, normalmente, salvo los poemas, escribo las entradas sobre la marcha, sin previo archivo en el ordenador, tampoco tenía pensado qué iba decir salvo lo de "tautargias". Ahora que soy consciente de ella he nombrado a tres personas, las tres, de origen vasco... la verdad es que no puedo sentirme más feliz de que todo sin querer se me redondeé.)
(Ahora vendré para dejar el enlace al poema)
Aquí ENLACE al poema.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

El naranjo, la encina y el eclipse

Recuerdo bien cuándo hice este disparo y otros con el mismo motivo porque resultó  ser un día significativo, un tres de octubre de 2005, una mañana en que hubo eclipse de sol, un eclipse visible desde estas latitudes. 
He hecho esta fotografía para celebrar el  encuentro de una mirada, la de Ilkhi Carranza (Aquí). Me resulta tan familiar su forma de mirar que si no fuera porque resulta políticamente incorrecto me atrevería a calificar como idénticas, la suya y la mía, en nuestro gusto por las sombras. 
No me ha sorprendido porque ya hace tiempo que sigo la obra de Ilkhi y sé que en su forma de ver y mirar encuentro paz y sosiego, entre otras cosas por aquello de que una se siente menos sola al encontrar semejanzas, afinidades, pero ciertamente esa bellísima fotografía suya me ha puesto los vellos de punta...  


miércoles, 19 de enero de 2011

"Tres en uno" o lubricante para polvo espiritual (triangulaciones y mestizajes)


Con mucho sentido del humor, el mismo con el que fue hecha, he recordado hoy esta fotografía al leer y ver esta entrada en el blog de Ilkhi
El concepto ¿metafísico?, del "tres en uno" persigue al pensamiento humano casi desde que lo vio nacer (el pensamiento al hombre, ;), y curiosamente, resulta que casi exclusivamente ha sido  tratado, o medio enunciado, por corrientes religiosas y/o mistéricas (piénsese en el del Hermes trimegisto, en el que profundamente "creo", lo mismo por abajo que por arriba, tal como Virgilio describe en la Eneida al árbol de la encina, y mi padre, y Fermín el del campo, pero bueno, ya, no tienen nombre en wikipedia), sobre el que también tengo "foto") y poéticas. Me resulta profundamente significativo que la ciencia, y a pesar de que la tecnología, o ferretería si queremos (todos sabemos lo bien que queda una bisagra tras el rociado de semejante y oleoso potingue),  y hasta el merchandising ya hayan utilizado su poder de convocatoria, la ciencia, como decía, aún no haya llegado a él... aunque segura estoy de que si meto el "tres" más un "física cuántica" en el google alguna web "ad hoc" me sale relacionando ambos conceptos, por no decir la mencionada wikipedia.
Algunas veces, a pesar de cierta satisfacción que me llega al pensar que la ciencia va acercándose a las mismas conclusiones a las que otros modos de pensamiento han accedido, MUCHO ANTES en la historia del Hombre, todo hay que decirlo, siento un ligero cosquilleo en los tobillos, como si éstos, los tobillos,  me anunciaran el presentir del miedo. Pienso por un momento: vamos a ver, la ciencia, durante la época de Galileo, estaba completamente segura de que la Tierra era el centro del Universo, tan ufana ella. ¿Quién dice que ahora la ciencia, esta física cuántica que a tantos nos puede resultar fascinante, no puede estar también equivocándose?
Y entonces me contemplo, como siempre termino,  haciendo de abogada del diablo. 
El caso es que por h o por b todo lo que me suene a intento de proselitismo provoca reacción alérgica en mí, cuando, lo reconozco, se trata de una reacción completamente instintiva que, sin embargo y como puede contemplarse o leerse, deriva de un proceso indudablemente racional. A ver, señores racionalistas y señores intuitivos yo incluida, explíquenme (explícome) de qué verdades os abastecéis para sentar cátedra (menos mal que no me siento en ninguna) y hacer de gurús, si no de media población de este planeta, sí de una bastante y significativa proporción de ella, al menos en lo que a nivel intelectual se refiere.
Yo sigo quedándome con la actividad creativa, a pesar de que pueda estar filtrada para favorecer su paso por el devenir de los hombres por un proceso más "científico", como es el que se debe dar en el hecho de la crítica. La crítica debe saber asimilar, y por tanto estar capacitada para usar, tanto los procesos racionales del conocimiento como esos otros que no sabemos bien cómo llamar. Me temo que queda poco para que la crítica, en particular la literaria, pase a  manos de análisis  meramente científicos. Entonces volveremos otra vez a lo mismo, a dejar escapar eso que hace al ser humano algo distinto (tan sólo desde nuestra percepción, claro, no tenemos otra), y por "eso" me refiero a  la capacidad para aunar  las distintas variantes del proceso intelectivo, los distintos modus operandi de, creo, este sistema nervioso cuyo principal regulador es el conglomerado de neuronas que se reparten por nuestro organismo, cerebro y corazón incluidos, y que posibilita el extrañamiento, es decir, el sacar afuera el todo que por dentro somos, cada ego, cada individuo, materializado en forma de obra de arte visible para el otro.
Como decía Cartier Bresson, a propósito de la fotografía, y parafraseándolo, la triangulación perfecta es la que puede medir (fotografiar): ojo, corazón y mente unidos.

(Datos empíricos para abundar en el análisis de esta fotografía: no me gusta el ordinariamente conocido concepto del retoque en fotografía "porque sí"; no padezco ningún tipo de conflicto religioso; nací en una calle que se llamaba Espíritu Santo, o mejor dicho me llevaron a una vivienda situada en esa calle nada más nacer en el hospital,  y en ella misma vivía justo antes de irme a vivir al campo, donde se dio la circunstancia de que disponía de  un bonito gallinero en el que, para estrenarlo, colocamos una collera de  blancas palomitas muy especiales debido a la forma de su cola, y por la cual se conocen con el nombre de colipavas. El caso es que más de un año después de estar cohabitando, seguían sin criar. Yo casi rezaba para encontrarme de una vez por todas los dichosos huevos que me anunciaran que por fin se habían entendido...rezaba, por ejemplo, a través de fotografías como ésta. Finalmente, tuvimos que regalar al macho, que sí fecundó a otra hembra, "colinormal", de otro palomar, de la misma forma que nuestra hembra fue fecundada por un palomo también de colita normal; otros más reveladores datos me los reservo. Debo dar opción a que la crítica pueda realizar su trabajo,  es decir,  pueda investigar...;)


 
Creative Commons License
El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.