Ésta es una entraña más de el cuarto claro, no una estancia aledaña.
Mis poemas, y algún otro texto, el 99% de las veces los expongo en el otro. Fotografías, en ambos.

viernes, 28 de enero de 2011

Ars domestia

Una pequeña muestra que seleccioné sobre un tema recurrente en mis fotografías y que siempre me gusta tener bien cerca. Las fotografías, conforme pasan los años, se me van alejando tanto en ese río tan extraordinariamente largo de archivos que conforman los cds primero y después los dvds..., y a veces, el camino se hace tan largo para llegar hasta ellas, que algunas hasta las doy por perdidas; otras, sin embargo, las encuentro sin esperar dar con ellas.
En todo caso, éstas, una pequeña muestra.
Dicen que siempre fotografiamos lo que más a mano tenemos.
















sábado, 22 de enero de 2011

Hipocampo

Dos sobre flores de manzanos

Una gran poeta, Sara Castelar Lorca, con la que tengo el privilegio de compartir amistad,  ha tenido la generosidad de ofrecerme colaborar con ella en un pequeño proyecto solidario con la causa palestina (pequeño porque todo lo que se haga contra la barbarie resulta minúsculo en comparación con todo lo que hay que arreglar). Se trata de intentar alguna fotografía que pueda acompañar a un poema de su autoría que es una verdadera joya, de poesía que conlleva y, por lo tanto, para mí, de humanidad generosa y solidaria. Voy haciendo algunas hasta tratar de dar con la que consiga expresar lo que su poema, pasado por mi filtro como lectora y fotógrafa, me provoca. Si alguna es de su agrado de las que vaya haciendo, y a mí también me encajan, entonces se hará realidad el fotopoema. Mientras voy exponiendo algunas de las que van saliendo. Llevan título en mi interior, pero por respeto a sus letras no lo escribo en este momento.



miércoles, 19 de enero de 2011

"Tres en uno" o lubricante para polvo espiritual (triangulaciones y mestizajes)


Con mucho sentido del humor, el mismo con el que fue hecha, he recordado hoy esta fotografía al leer y ver esta entrada en el blog de Ilkhi
El concepto ¿metafísico?, del "tres en uno" persigue al pensamiento humano casi desde que lo vio nacer (el pensamiento al hombre, ;), y curiosamente, resulta que casi exclusivamente ha sido  tratado, o medio enunciado, por corrientes religiosas y/o mistéricas (piénsese en el del Hermes trimegisto, en el que profundamente "creo", lo mismo por abajo que por arriba, tal como Virgilio describe en la Eneida al árbol de la encina, y mi padre, y Fermín el del campo, pero bueno, ya, no tienen nombre en wikipedia), sobre el que también tengo "foto") y poéticas. Me resulta profundamente significativo que la ciencia, y a pesar de que la tecnología, o ferretería si queremos (todos sabemos lo bien que queda una bisagra tras el rociado de semejante y oleoso potingue),  y hasta el merchandising ya hayan utilizado su poder de convocatoria, la ciencia, como decía, aún no haya llegado a él... aunque segura estoy de que si meto el "tres" más un "física cuántica" en el google alguna web "ad hoc" me sale relacionando ambos conceptos, por no decir la mencionada wikipedia.
Algunas veces, a pesar de cierta satisfacción que me llega al pensar que la ciencia va acercándose a las mismas conclusiones a las que otros modos de pensamiento han accedido, MUCHO ANTES en la historia del Hombre, todo hay que decirlo, siento un ligero cosquilleo en los tobillos, como si éstos, los tobillos,  me anunciaran el presentir del miedo. Pienso por un momento: vamos a ver, la ciencia, durante la época de Galileo, estaba completamente segura de que la Tierra era el centro del Universo, tan ufana ella. ¿Quién dice que ahora la ciencia, esta física cuántica que a tantos nos puede resultar fascinante, no puede estar también equivocándose?
Y entonces me contemplo, como siempre termino,  haciendo de abogada del diablo. 
El caso es que por h o por b todo lo que me suene a intento de proselitismo provoca reacción alérgica en mí, cuando, lo reconozco, se trata de una reacción completamente instintiva que, sin embargo y como puede contemplarse o leerse, deriva de un proceso indudablemente racional. A ver, señores racionalistas y señores intuitivos yo incluida, explíquenme (explícome) de qué verdades os abastecéis para sentar cátedra (menos mal que no me siento en ninguna) y hacer de gurús, si no de media población de este planeta, sí de una bastante y significativa proporción de ella, al menos en lo que a nivel intelectual se refiere.
Yo sigo quedándome con la actividad creativa, a pesar de que pueda estar filtrada para favorecer su paso por el devenir de los hombres por un proceso más "científico", como es el que se debe dar en el hecho de la crítica. La crítica debe saber asimilar, y por tanto estar capacitada para usar, tanto los procesos racionales del conocimiento como esos otros que no sabemos bien cómo llamar. Me temo que queda poco para que la crítica, en particular la literaria, pase a  manos de análisis  meramente científicos. Entonces volveremos otra vez a lo mismo, a dejar escapar eso que hace al ser humano algo distinto (tan sólo desde nuestra percepción, claro, no tenemos otra), y por "eso" me refiero a  la capacidad para aunar  las distintas variantes del proceso intelectivo, los distintos modus operandi de, creo, este sistema nervioso cuyo principal regulador es el conglomerado de neuronas que se reparten por nuestro organismo, cerebro y corazón incluidos, y que posibilita el extrañamiento, es decir, el sacar afuera el todo que por dentro somos, cada ego, cada individuo, materializado en forma de obra de arte visible para el otro.
Como decía Cartier Bresson, a propósito de la fotografía, y parafraseándolo, la triangulación perfecta es la que puede medir (fotografiar): ojo, corazón y mente unidos.

(Datos empíricos para abundar en el análisis de esta fotografía: no me gusta el ordinariamente conocido concepto del retoque en fotografía "porque sí"; no padezco ningún tipo de conflicto religioso; nací en una calle que se llamaba Espíritu Santo, o mejor dicho me llevaron a una vivienda situada en esa calle nada más nacer en el hospital,  y en ella misma vivía justo antes de irme a vivir al campo, donde se dio la circunstancia de que disponía de  un bonito gallinero en el que, para estrenarlo, colocamos una collera de  blancas palomitas muy especiales debido a la forma de su cola, y por la cual se conocen con el nombre de colipavas. El caso es que más de un año después de estar cohabitando, seguían sin criar. Yo casi rezaba para encontrarme de una vez por todas los dichosos huevos que me anunciaran que por fin se habían entendido...rezaba, por ejemplo, a través de fotografías como ésta. Finalmente, tuvimos que regalar al macho, que sí fecundó a otra hembra, "colinormal", de otro palomar, de la misma forma que nuestra hembra fue fecundada por un palomo también de colita normal; otros más reveladores datos me los reservo. Debo dar opción a que la crítica pueda realizar su trabajo,  es decir,  pueda investigar...;)


martes, 18 de enero de 2011

Luna llena

Hacía muchos años que tenía ganas de coger este disparo, cinco exactamente. ¿Quién se habrá hecho de rogar ?, ¿ella o yo?...

domingo, 16 de enero de 2011

Naranjas subterráneas

Escarbando en el blanco y negro para dar con el color (y que se dejen de historias de que el concepto de fotografía hilará siempre con el blanco y negro. Lo que hubiera dado Daguerre por poder impresionar el color en su plancha...)

jueves, 13 de enero de 2011

Tulipanes a media tarde

Aunque disparada ocho meses después (exactos, de 24 de abril a 24 de diciembre ahora que lo pienso, se puede comprobar en  los datos exif, los dejo a la vista en flickr) la relaciono con las de esta serie, no porque se trate de  la misma flor, sino por el aspecto, determinado por el tratamiento que me ha pedido darle. Sin embargo, creo que no es eso lo más significativo en esta fotografía.
Como decía en un verso de hace pocos días: "en las flores, que son papel en blanco."

sábado, 8 de enero de 2011

Mare clausum, Mare liberum

La he hecho como pequeño homenaje a este blog y su aniversario, o mejor, a la persona que lo administra, El Potro, gracias a la cual muchísimos de los que no dominamos el html podemos navegar mejor por las tripas de estos formatos que son los blogs.

jueves, 6 de enero de 2011

martes, 4 de enero de 2011

Las guardas

Ésta tampoco tiene ya lugar dónde alojarse más que en mis archivos, así que la incluyo aquí. La serie sobre ellas es casi infinita, sí, sin exagerar, pues de cada bellota nace siempre una encina, y mientras haya tierra donde poder profundizar con sus raíces, aparecerá la siguiente, más o menos como sucede con mis fotografías, donde aunque sea en segundo o último plano, metaforizadas con cualquier otro elemento vivo o inerte, puesto en vida por el hecho de la re-creación que la fotografía que practico favorece, siempre permanecen en lo que sea que haga. Éstas constituyen sólo una selección a modo de compendio más visual y conceptualmente concreto marcado por el nombre con el que la titulé. El uso del latín en la mayoría de sus títulos no es gratuito; él constituye nuestra palabra raíz, mi verbo madre al menos.
Las madres también tienen madres. El ciclo no tiene fin aunque el mal uso de nuestros recursos mentales-emocionales, ávidamente favorecido por los resabios de una cultura patriarcal, tiendan siempre a romperlo a través del ejercicio de la confrontación en busca del hecho competitivo por intentar lograr un hueco en el altar de las permanencias sobre el tiempo, cuando como ya dijo uno de mis versos, siendo nuestro compañero, no tiene por qué existir esa guerra que, la mayoría de las veces, además de hacer derramar sangre sobre la tierra o provocar dolor, sólo hace extinguir el breve lapso que nos toca vivir, malgastarlo en intentos estériles por hacer desaparecer al "contrario".
Esta serie puede ser considerada como una plegaria por la paz (que sólo es posible cuando la Justicia impera), como el último refugio de un alma condenada a contemplar la devastación que el hecho de la "guerra" provoca en el paisaje humano. Por eso la titulé "Las guardas" (guardas de un libro, de un libro de la tierra, de un libro de poemas, de "un libro de Poesía"), guardas de un alma  (ángeles de la guarda),  jugando con el nombre del pueblo cerca del cual vivía cuando estuve fotografiándolas, El castillo de las Guardas ( provincia de Sevilla), el municipio al que pertenece Arroyo de la Plata, la aldea junto a la que residía cuando escribí "La presencia por la ausencia" allá en el campo durante los años 2005 y 2006, más el 2007 de cierre del mismo.









 
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