Tener que acudir a fotografiar al hijo de una para intentar recuperar alguna esperanza para el futuro de este país, me habla del nivel de locura e insensatez que se pasea por esta piel de toro, pero también de lo afortunada que soy.
Eso sí, ojalá fuera millonaria para poder enviarlo a seguir sus estudios en el extranjero. El instinto de protección de madre no se pierde por muy crecido que esté ya el retoño.
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Disparo de la fotografía: Sevilla, Sofía Serra, Nikon D-80, Nikkor 18-135, 15/Junio/2012, 29538. |