En el campo aprendí a amar la presencia del hombre en la Tierra y por tanto sus huellas en ella. Tan natural para mí es un tendido eléctrico, porque es humano, como una encina.
No sé si esto lo traerán las bondades de una situación geográfica como ésta, más o menos en el culo del "mundo occidental" justo en un suroeste, lo que sí sé es que allá, acá, la presencia de nubes sólo es garantía de buenas nuevas.
Disparo de la fotografía: Arroyo de la Plata, Sevilla, Sofía Serra, Nikon D-80, Nikkor 18-135 0.0020s (1/500), f/ 5.6, 95mm. 22/Febrero/2007. 999. |
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Camino de ida...
ResponderEliminarEs de vuelta, pero igual vale, :)
EliminarUn beso, Pepe.